- Profundidad Máxima: 18 m
- Dificultad: Baja
- Corrientes: Nula/leve
- Titulación mínima: OWD
En la cara de poniente de los acantilados de la Punta de la Mona, a unos 500 m de la línea de costa, se encuentra la emblemática Piedra del Hombre. Se trata de una seca que está separada unos 30 m del acantilado y que llega casi a superficie.
La inmersión comienza en una zona de entre 4 a 6 metros de profundidad con un fondo de pequeñas piedras. Avanzamos con la pared a la izquierda, rumbo Sur, rodeados de castañuelas, salemas y lábridos. Hay abundantes algas pardas en las que, con suerte, podemos encontrar algún caballito de mar. Vamos encontrando grandes rocas con rico tapiz coralígeno y con serranos y pequeños meros. Grupos de mojarras y sargos anticipan la llegada a la seca del hombre. La profundidad aquí es de 14 m y el fondo es de una arena muy fina. La piedra está ricamente decorada de coral naranja y multitud de espirógrafos. En el azul, bancos de alevines se agitan nerviosos ante la presencia de lubinas y seriolas. Hay varias piedras separadas de la pared, y en la arena bonitos ceriantus. Avanzando con la pared a la izquierda se alcanzan los 18 m de profundidad, donde encontramos un bonito arco entre dos grandes piedras. Es el momento de dar la vuelta y continuar nuestro recorrido a una cota menos profunda. En la grietas y oquedades es habitual el encuentro con alguna brótola, congrios, morenas y tímidos santiaguiños. Llegamos de nuevo a la piedra del hombre en la que, desde esta perspectiva, se adivina el perfil de la cara de un hombre con una pronunciada nariz aguileña. En esta inmersión son frecuentes los pulpos y a veces avistamos alguna sepia. Hay que destacar también la belleza de su orografía y la riqueza y variedad de su microfauna.